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11 de septiembre de 2021

Floreal Ruiz, la voz de la orquesta típica

En El Tango del Mediodía, Adolfo Barrios recorre la vida de Floreal Ruiz. Su lucha con su padre para dedicarse al canto, el reconocimiento tardío y su permanencia en el recuerdo como el "cantor de la orquesta típica"

Floreal Ruiz, nacido en el barrio de Flores un 29 de marzo de 1916, fue un excelente cantante de tangos y además (aunque menos conocido por ello) también fue letrista y compositor de tangos.

Sus primeros trabajos estuvieron relacionados con la tapicería, oficio de su padre, y también con tareas como repartidor a domicilio de leche y pan. En su adolescencia, alrededor de 1934, se escuchaban en las radios las voces de Carlos Gardel, Ignacio Corsini y Agustín Magaldi, y Floreal incursionaba en el canto haciendo serenatas junto a su amigo Hugo del Carril.

Su padre, hombre severo y de fuertes convicciones ideológicas, lo echó de su casa por querer ser cantor, motivo por el cual se presentaba en concursos de selección de cantantes utilizando seudónimos, hasta que en 1936 ganó un certamen en Radio Fénix.

En 1938 se incorporó a la orquesta de José Otero y en 1939 grabó la Marcha del Club Platense.

En 1942 debutó en Radio Prieto utilizando su nombre real.  Su padre lo fue a ver y allí se produce la reconciliación.

Tuvo un paso fugaz por la orquesta de Alberto Mancione, y luego se incorporó a la orquesta de Alfredo De Angelis.

Al año siguiente, por sugerencia de su amigo Alberto Marino, fue contratado por Aníbal Troilo para ingresar en su orquesta en reemplazo de Francisco Fiorentino, en la que permanecerá hasta 1948, conformando dúo con Edmundo Rivero y Alberto Marino. En 1944 grabó un gran éxito que lo hizo muy conocido: el tango Marioneta.

En 1949 se une a la orquesta de Francisco Rotundo, en la cual permaneció hasta 1955, año en que se disuelve dicha orquesta.

En 1956 José Basso lo incorporó a su orquesta, con la cual grabó cuarenta tangos, algunos de ellos a dúo con Alfredo Belusi y otros con Jorge Durán.

Realizó giras de gran trascendencia por Colombia, conduciendo “La embajada del tango”, junto a otros grandes intérpretes como Carlos Dante, Mario Bustos, Jorge Valdéz, Alberto Morán y Ricardo Ruiz. En 1973, volvería nuevamente a Medellín, junto a figuras tales como Roberto Goyeneche, Alberto Morán, Oscar Ferrari, Alberto Marino, y otros

La televisión lo contó entre sus artistas predilectos, actuando en los distintos canales, especialmente en el programa tanguero más visto en ese momento, “Grandes valores del tango”, por canal 9 de Buenos Aires.

A principio de la década del sesenta ya era un solista consagrado. Desde 1966 hasta su muerte es acompañado sucesivamente por las orquestas de Jorge Dragone, Luis Stazo, Osvaldo Requena y la Orquesta Típica Porteña dirigida por Raúl Garello. Con esta última, en 1977, graba quince temas, demostrando un buen gusto y una creatividad vocal extraordinaria, siendo ese el gran final de su carrera artística.

Fue una de las grandes voces del tango, aunque paradójicamente, su reconocimiento definitivo lo logró con el transcurso de los años, no en su momento de plenitud cuando integraba la orquesta de Aníbal Troilo. Ello se debió a que en esa época surgieron muchísimos cantores de un nivel excepcional, y a él le tocó reemplazar en la orquesta de "Pichuco" nada menos que a Francisco Fiorentino, y actuar al lado del exitoso Alberto Marino, que era el cantor de moda.

Su estilo era cantar de modo natural y espontáneo, demostrando su afinación perfecta y las notas precisas, sin ningún esfuerzo, sin estridencias ni falsos recursos.

Fue, sin dudas, un cantor sutil, delicado, de una excelente dicción que permitía entender no sólo la letra sino también su interpretación.

Falleció un 17 de abril de 1978, con sólo 62 años, tras padecer tres paros cardíacos, y así se apagaba para siempre la voz del auténtico “Cantor de Orquesta Típica”.

Tal vez en lo que fuera su mejor época, con José Basso, se destaca como uno de sus mayores éxitos, “Por la vuelta”, tema en el cual José Tinelli le puso música a estos versos inmortales del gran poeta Enrique Cadícamo:

 La historia vuelve a repetirse:

mi muñequita dulce y rubia,

el mismo amor... la misma lluvia...

El mismo, el mismo loco afán...

¿Te acuerdas? Hace justo un año,

nos separamos sin un llanto...

Ninguna escena, ningún daño...

Simplemente fue un "adiós"

inteligente, de los dos...

Con la Orquesta de José Basso, canta Floreal Ruiz, grabado en 1956,  de Tinelli y Cadícamo, “Por la vuelta”

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