11 de noviembre de 2025
Para la bióloga Vanina Villanova, la última evaluación pesquera avala la medida de prohibir el acopio para exportación

La constante presión de pesca sobre el sábalo se suma al estado de ríos y bañados, para poner en jaque el recurso.
La investigadora del Conicet Vanina Villanova explicó los alcances de la última Evaluación Biológica y Pesquera de Especies de Interés (Ebipres), adoptada entre los argumentos para la resolución conjunta adoptada por los Ministerios de Ambiente y Cambio Climático y de Desarrollo Productivo, para prohibir desde el 3 de diciembre y por un año, el acopio de todas las especies ictícolas para exportación.
"El estudio conocido advierte que sólo se observan sábalos con tallas comerciales nacidos en una sólo cohorte", mencionó por Radio Eme la bióloga Villanova al ser consultado por Mario Galoppo y Carina Bolatti.
Pero, además, Villanova recordó que al ser el sábalo una especie base de otras, “el estudio también muestra que hay especies que se pescan menos como dorados y bogas, afectadas por bajantes extraordinarias y la presión de pesca".
En efecto, la científica hizo mención al estudio realizado por Ebipes, un ente integrado por Nación, provincias y Conicet, que indicó a mitad de 2025 que la escasez de agua en el Paraná y el humedal, sumada a la pesca comercial para exportación, golpean a las especies y en especial al sábalo.
Se trata del pez cuya captura alimenta mercados internacionales con especial demanda de Colombia, Brasil, Bolivia, Costa de Marfil y Nigeria
El propio estudio afirmaba que la dinámica es “insostenible”, pidiendo medidas de regulación antes de que la crisis sea “un punto de no retorno”.
La realidad está condicionada fundamentalmente por los períodos de seca, que fueron más que los de inundaciones en el delta, lo que es esencial para la reproducción de especies como el sábalo, dorado o surubíes.
A eso se le suma la presión de pesca que, aunque ha disminuido en los últimos años, sigue representando otro elemento para condicionar el desarrollo de la biodiversidad de nuestros ríos.
Según el informe de Ebipes, el último relevamiento “se efectuó con niveles hidrométricos muy bajos; en niveles de aislamiento tanto en el puerto de Santa Fe como en el de Victoria, resultando la campaña con los valores más inferiores desde el inicio del proyecto”, hace 20 años.
A fines de 2024, el resultado de las capturas registró una variedad de especies “muy reducida comparada con la de la campaña anterior”, un 30% menos que en 2023. La cantidad total fue 60% menor y el peso cayó hasta 70%.
En las conclusiones se indica que “la distribución de frecuencias de tallas de boga, tarariras, dorado y surubí pintado estuvieron compuestas principalmente por individuos juveniles y pre reclutas, probablemente nacidos en las temporadas reproductivas 2022-23 y 2023-24, con menores frecuencias que las obtenidas para el sábalo. En el caso del bagre amarillo, las frecuencias obtenidas fueron significativamente menores que las obtenidas en la campaña previa de valle de inundación”.
También señalan los investigadores que “las cohortes (camadas de nacimientos) susceptibles de explotación comercial resultaron minoritarias en la población, con un 17,1 % del peso total estimado con el total de las redes”.
Respecto de las pesquerías, agregan que deberán sostenerse sobre escasas cohortes anteriores como las de 2018-19, 2017-18, 2015-16 y 2009-10.
Finalmente, se indica que “la reducida abundancia de individuos de sábalo de mayor tamaño y el incremento de pre reclutas debido al ingreso de la cohorte 2022-23, podrían generar (como ya ha sucedido en situaciones semejantes) una presión pesquera prematura afectando el rendimiento potencial de dicha cohorte”.
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