Aunque pareciera que hasta en su propio nombre lo niega, “Balada para un loco” es un tango, aunque no le ha sido fácil insertarse en ese género.  Compuesto por Piazzolla con letra del poeta uruguayo Horacio Ferrer, fue interpretado por primera vez por Amelita Baltar, por entonces, de sólo 29 años y novia deÁstor Piazzolla.

La canción fue editada en un simple por CBS en noviembre de 1969, con "Chiquilín de Bachín" en el lado B, de los mismos autores. Al mes siguiente, RCA editó otro sencillo con los mismos temas, pero cantados por Roberto Goyeneche y la Orquesta de Astor Piazzolla.

Para analizar el impacto de este tema transgresor y revolucionario en el mundo de la cultura en general, y en especial en la música y en el tango, debemos ubicarnos en el contexto histórico del momento.

En la década de 1960 Argentina estaba viviendo un fuerte movimiento cultural de renovación de la canción popular en todos los géneros, a través de experiencias como el Nuevo Cancionero folklórico, el tango de vanguardia, el incipiente rock nacional, el cancionero infantil de María Elena Walsh y hasta el cuartetazo cordobés. Y las canciones que en ese momento compusieron Piazzolla y Ferrer y en especial "Balada para un loco", resultaron decisivas en ese proceso de creación de la nueva canción argentina.

Ya en 1967 Ástor Piazzola y Horacio Ferrer habían comenzado una prolífica asociación musical-poética que duraría varios años. ​ El primer resultado de esa asociación fue la composición de la operita “María de Buenos Aires”, estrenada con gran éxito en 1968. A partir de ese momento Piazzolla y Ferrer comenzaron a componer canciones populares, entre las que se encontraba, por ejemplo, "Chiquilín de Bachín".

Balada para un Loco fue estrenada en el míticoMichelángelo, pero poco después Piazzola, Ferrer y Baltar deciden presentarla para concursar en el Primer Festival Iberoamericano de la Danza y la Canción que se realizó en el Luna Park de Buenos Aires del 9 al 14 de octubre de 1969, con un jurado de alto nivel internacional que integraban, entre otros,Vinicius de Moraes y Chabuca Granda.​ Fue presentada la primera noche y tuvo una excelente acogida por parte del jurado, que la declaró finalista en el rubro "tango". Pero esa decisión del jurado posteriormente generó una controversia entre los organizadores, muchos de ellos tradicionalistas, que llevó a que en la final del 14 de octubre se haya declarado ganadora a otra canción y en segundo lugar a "Balada para un loco". El tema que se consagró finalmente fue "El último tren", cantado por Jorge Sobral.  De esa canción, que salió primera, casi nadie se acuerda, en cambio a partir de esa noche todos recuerdan a "Balada para un loco".

En ese festival, la canción había exasperado a los tangueros tradicionales que se ubicaron en las populares. Hubo abucheos, insultos y hasta monedazos hacia el escenario.

Pero pese a perder el festival y a la controversia entre tradicionalistas y vanguardistas sobre si "eso" era tango o no lo era, la canción ya había deslumbrado y atrapado el gusto popular.

En el primer mes, el simple ya había vendido 200 000 unidades, transformándolo en un éxito histórico. Revolucionó de tal manera la canción popular argentina, que los versos de Ferrer pasaron a ser un lugar común de la cultura popular.

Su letra tiene algunas características especialesy pintorescas para destacar, como las tres luces celestes de los semáforos, o cuando pasan por el manicomio de Vieytes y reciben los aplausos de los allí recluidos: “los locos que inventaron el amor”

Pero además, hay una referencia a un hecho histórico de la época, poco conocida:

El 2 de octubre de 1969, a tan sólo 74 días del alunizaje de la expedición Apolo XI, los astronautas Neil Armstrong y Michael Collins aterrizaron en el aeroparque metropolitano de Buenos Aires para realizar una visita fugaz a la Argentina, como parte de una gira continental a la que los envió el gobierno de Estados Unidos. Previamente, en una escala en Perú, Aldrinel tercer astronauta, había debido retornar a EEUU por un llamado de la base donde prestaba servicios.

Los astronautas habían sido enviados a un periplo por buena parte del mundo, acompañados por sus esposas, en un viaje diseñado por Estados Unidos para consolidar su victoria en la carrera espacial, que era una de las facetas de la guerra fría con el bloque dominado por la Unión Soviética, y encontraba en Argentina un buen aliado para ser anfitrión de su proyecto.

En los dos escasos días que estuvieron en Buenos Aires, se alojaron en el hotel Alvear, en el barrio de la Recoleta, y fueron recibidos en la Casa Rosada por el presidente de facto Juan Carlos Onganía.  Fueron llevados en un auto descapotable por Avda. Callao, e iban parados, saludando, con motos adelante y motos atrás.

Las madres le decían a los chicos: 'Ese hombre es el que subió a la luna'. Lo saludaban y todos los chicos se quedaban con la boca abierta. Y ese momento histórico dio lugar a que Horacio Ferrer escribiera:

No ves que va la luna rodando por Callao

que un corso de astronautas y niños, con un vals,

me baila alrededor… bailá,vení,volá.

Y como para contribuir como broche final a tanta controversia entre los tangueros que resistían el tema, les contamos que un día sonó el teléfono en la casa de Ástor Piazzolla. Era Aníbal Troilo, quien le dijo:"¿Ustedes se dieron cuenta que escribieron la segunda Cumparsita??”