El tango del mediodía, por Adolfo Barrios

El Maestro Osvaldo Piro es un gran bandoneonista, director, arreglador y compositor de tango, contemporáneo, y en plena actividad con sus jóvenes 84 años.

Nacido en el barrio de La Paternal en enero de 1937, comenzó sus estudios de bandoneón a los 10 años, y a los 11 años conformó el trío musical infantil denominado OSMASI (Osvaldo, Mario y Simón). Luego continuó sus estudios con los mejores profesores de la época, y a los 15 se integró ya en forma profesional a la orquesta de Ricardo Pedevilla. Y con 16 años se incorporó a la orquesta de Alfredo Gobbi, cuando en ella cantaban Jorge Maciel y Carlos Almada. Luego, un año antes de formar su orquesta, integró la de Fulvio Salamanca en 1964 y, con su propia orquesta, debutó en febrero de 1965, en el Patio de Tango.

Su irrupción dentro de las grandes orquestas de tango, se da en momentos de la renovación y eclosión musical generada por Piazzolla, no sólo por su estilo interpretativo sino también, por la calidad de su obra como compositor que, aunque no es extensa, goza de gran calidad y belleza.

Piro es de esa generación que se abrió paso en el tango cuando este lenguaje musical ya no era tan popular.  La gloriosa y dorada “década del 40” en el tango, había quedado atrás, y el género estaba perdiendo fuerza entre las preferencias del público. 

Fue uno de los pocos que se atrevió a seguir sosteniendo una orquesta de tango en los ’60, cuando sólo sobrevivían fenómenos aislados, como el del furor juvenil por Julio Sosa.

Cuando lanzó su primer disco, es presentado por "Pichuco" Troilo como padrino musical, estampando su apoyo en la propia tapa del disco. De ese material se destacan: “Disonante” de Julián Plaza y “Enamorado estoy”, cantado por Carlos Casado.

En 1965 es invitado a participar en el Festival de Tango de La Falda, hoy famoso y reconocido hasta internacionalmente. Pero era su primera edición.  La Orquesta de Piro abrió el Festival, seduciendo al público por la juventud que tenía esa formación y, al decir del mismo Piro, “porque nadie quería ser el primero”.

Luego llegaron innumerables actuaciones en televisión y en los diferentes escenarios, consolidándose como un referente del mejor estilo troileano, compartiendo esa distinción con Julián Plaza y Raúl Garello.  En realidad los tres únicos, indiscutidos y auténticos herederos de Aníbal Troilo.  

En 1968, logra la Palma de Oro en el Festival de La Falda y también el premio Martín Fierro como Revelación Musical del Año.

El escenario del local Magoya, en la ciudad de Mar del Plata, es testigo de su impresionante éxito acompañando, además, con su quinteto, a su flamante esposa, la cantante Susana Rinaldi. Este suceso se repetiría en sucesivas temporadas veraniegas

Entre fines de los años 70 y principios del 80 son innumerables sus actuaciones en El Viejo Almacén, Caño 14, Michelangelo, y en canales de televisión.

En 1984, viajó a Francia donde actuó en el Festival de Arles en Toulouse y en el hoy legendario “Trottoirs de Buenos Aires,” en Paris. Durante su exilio en Europa recorrió el continente, actuando en Bélgica, Holanda, Finlandia, Suecia, Italia y Suiza.

Regresa en 1988 e inaugura su propio local: “San Telmo Tango”, donde estrena su conjunto Ensamble 9 y por ese entonces ya eran grandes éxitos sus dos mayores creaciones instrumentales: “Azul Noche” y “Octubre”, en las cuales demuestra una madurez y una sensibilidad tanguera poco frecuentes, sumados a su talento de arreglador orquestal.

En 1994 es nombrado Director de la “Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto”, uno de los pocos organismos estables que aún hoy desarrollan el género del tango, y que forma parte del Estado Nacional desde 1948.

Declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires en 1996 y premiado por sus pares en 1999, con el premio Mejor Intérprete por SADAIC.

En 1998, realiza dos importantes actuaciones acompañando al presidente argentino de entonces, Carlos Menem, en giras oficiales: la primera en París donde toca en el anfiteatro de La Sorbona y la otra en Japón, en el Nakarío Sun Plaza Hall de Tokyo.

Luego, durante el gobierno del presidente De la Rúa, se prescinde de sus servicios al frente de la Orquesta Nacional de Música Argentina por su filiación política, por decisión del Secretario de Cultura de entonces, como si para pararse adelante de cincuenta músicos habría que saber de política, y no de música.

Poco después del comienzo del siglo, en 2002,  Osvaldo Piro se radicó en La Falda, donde aún hoy reside, habiendo encontrado su lugar en el mundo, y dedicado a la composición y a los arreglos instrumentales.

De su matrimonio con la actriz y cantante Susana Rinaldi, (con quien sigue trabajando en distintas ocasiones), tuvo dos hijos que también hicieron su camino en la música: Alfredo y Ligia Piro.

Precisamente con la voz de Ligia Piro escuchamos “Nada” (de Dames y Sanguinetti) grabado en vivo en el CCK con una imponente, brillante y maravillosa orquesta de Osvaldo Piro.  PADRE E HIJA!!